domingo, 16 de enero de 2011

3.

Ya no podía más. Estaba agotado. Le faltaban las fuerzas. Tenía heridas en los pies de tanto correr, no le quedaba aliento. Se sentó bajo un arbol, pensado que estaba a salvo, debido a que le dolia demasiado la herida de la pierna. Se quitó la camisa llena de sangre, por suerte no era una noche fría. La herida que tenia en el hombro derecho y la de el lado izquierdo de la barriga lo estaban matando. Escuchó el agua de un riachuelo cerca de él y fué a beber un poco y a limpiarse. Con la camisa se tapó la herida de la pierna y la del hombro. La de la barriga le resultó más difícil, pero lo consigió. Se tumbó, al creer que estaba a salvo de mí. No se percató ni un momento de mi presencia. Pensaba que él era lo bastante fuerte como para dejarme atrás. Esperé un poco más y cuando se levantó me avalancé sobre el, le mordí el cuello y le arranqué un trozo. Inentó deshacerse de mí pero le arranqué el brazo izquierdó, que cedió facilmente gracias a la herida de su hombro. Lo cogí por el cuello, hice que me mirara a los ojos, y con una sonrisa ensangrentada por el mordisco, empecé a estrangularle y antes de que muriera ahogado le solté le cogí la cabeza y le dije:
 -Te dije que si seguias riendote de mi, acabaria contigo. Tú te seguiste riendo como si nada y no hiciste caso de mi advertencia, y depués me dijiste que tú acabarias conmigo. Ahora después de haber matado a toda tu familia haciendote creer que eran accidentes, te voy a encerrar en una casa abandonada, voy a traer a tu querida novia que estará paseando como todas las noches, la secuestraré y la llevaré hasta a ti. Te dejare que te despidas y  luego la mataré y cuando ella muera tú serás el siguiente.
Le pegé un puñetazo y lo lleve a la casa. Secuestre a su novia. Cuando se despertó le deje que se despirieran y mientras él la besaba la atravesé con una espada. Él comenzo a llorar, me reí de él y entre risas me acerqué a él y le susurre al oido:
 -Lo mejor de todo és que tú has sido el culpable de todo y que gracias a eso, hoy yo soy la persona más feliz del mundo y tu no eres más que el primer estupido que se rió de mí y no lo volverás a hacer, y piensa que has aprendido una lección, aunque nunca podrás rectificar.
Entonces con la misma espada que tenía entre mis manos y la misma con la que atravesé a su novia, lo atravesé a él lentamente hasta que murió.
Me decise del cadaver. No fue la última persona a la que maté ni mucho menos. Solo fué la primera persona que se rió de mí y lo pagó caro. Hoy día, después de demasiados años como para acordarse, espero que se haya podriodo, mientras yo sigo aquí.

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